
Desde los minaretes de las muchas mezquitas de la ciudad se puede disfrutar de una fantástica imagen del Stari Most reconstruido
Años viendo en la televisión la Guerra de los Balcanes. Oyendo hablar de matanzas, de persecuciones, de limpiezas étnicas y de destrucción. Imágenes de gente corriendo para evitar los disparos de los francotiradores. Una zona que se mantuvo en conflicto mucho más tiempo del que se esperaba en un continente como Europa a finales del siglo XX. Pero ahí estaba… La idea de que una ciudad como Mostar, que se hizo famosa en España debido a la presencia de nuestro ejército entre las fuerzas de paz en la zona, tuviera atracciones turísticas de primer nivel era poco menos que absurda. Nadie, en su sano juicio, se planteaba visitarla.
Pero allá que fuimos nosotros. Era la Semana Santa de 2006 y el conflicto había terminado. Croacia había conseguido un lugar en el mundo y el resto de los Balcanes comenzaban a asomar, más en el ámbito deportivo que en el cultural, pero ya no era en la sección de sucesos de los telediarios.
Fue nuestro primer viaje a la aventura. Partimos desde Italia en barco hasta Split, y sabíamos el día y la hora en que nuestro barco zarpaba de vuelta. Entre una fecha y la otra cualquier cosa era posible. Y lo que fue posible fue coger un autobús desde Dubrovnik hasta Mostar, cruzando la frontera con Bosnia y Herzegovina. Un autobús en el que éramos los únicos extranjeros, los únicos que no entendíamos al policía y los únicos a los que no entendía el policía que, finalmente, se conformó con ver nuestros documentos nacionales sin saber qué eran.

No toda la ciudad de Mostar ha sido reconstruida, muchos de sus edificios muestran aún las señales de la guerra
La llegada a Mostar nos mostró lo que habíamos visto por la televisión tantas y tantas veces: una ciudad marcada por la guerra. Edificios con impactos de mortero, agujeros de bala en las paredes, estructuras casi destruidas y solares abandonados. Sara había estado allí antes de la guerra y sabía lo que deberíamos encontrar: un centro histórico de cuento de hadas, Stari Grad («Ciudad Vieja») y un fantástico puente con forma de media luna, Stari Most (puente viejo). Pero tampoco estaba segura de que todo estuviera como lo recordaba.
España había colaborado en la reconstrucción del puente Stari Most. El Stari Most era todo un símbolo de la unión de culturas. Unía el oeste, católico croata, con el este, musulmán bosnio, del río Neretva. La locura que desató la guerra acabó provocando su destrucción para terminar con esa convivencia. De las dos torres que custodiaban el puente de madera original, mostari, es de donde la ciudad toma su nombre. Su primera aparición data de 1474.
Encontrar el centro desde la estación de autobús no fue una tarea sencilla. Toda la zona había sufrido las consecuencias de la guerra y no había sido reconstruido. Parecía poco probable encontrar algo bello en aquella ciudad, hasta que encontramos una pintada en una pared que indicada la dirección a seguir. La amabilidad de sus gentes nos permitió subir a un minarete y descubrir lo que habíamos ido a buscar, el puente sobre el Neretva.

La barbarie provocada por la guerra es algo que no hay que olvidar nunca: 'Don't forget!'
Suleimán «el Magnífico» mandó construir el puente de piedra a mediados del siglo XVI para reemplazar a uno anterior de madera. Su construcción está rodeada de misterio, puesto que se trata de una obra muy avanzada para la época y se desconocen muchos detalles de la misma. Durante 427 años, desde el Imperio Otomano hasta la República Federal Socialista de Yugoslavia, pasando por el Austro-Húngaro; Suleimán, Francisco José I de Habsburgo (el marido de Sissi), Tito… sirvió de unión entre culturas hasta que fue destruido el 9 de noviembre de 1993 por parte del Consejo de Defensa Croata.
En el verano de 2004 fue reinagurado tras su reconstrucción y los jóvenes de la ciudad pudieron volver a saltar al río Neretva desde él, una tradición que se remonta a la época de construcción del puente.
Mostar ha recuperado el puente y su casco antiguo, también reconstruido, pero, como deja bien claro la inscripción que se ve en una piedra, no debemos olvidar. Don’t forget!
Fotografías | JAAC
A vista de pájaro | Google Maps
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