
Barra de un ‘café con piernas’. Al fondo, una camarera realizando sus tareas
Es posible que muchos de vosotros no comprendáis el significado de la expresión «café con piernas”, y mucho menos qué tiene que ver con un blog donde hablamos de viajes y turismo. Pero en realidad sí tiene relación, porque la expresión engloba a un sector de cafeterías que son un atractivo turístico de Chile, principalmente de su capital, Santiago, aunque siguiendo el ejemplo también se han abierto establecimientos similares en otras muchas partes del mundo.
En principio, se trata de establecimientos donde podemos consumir una humeante taza de rico café mientras mantenemos una distendida conversación con los amigos. Hasta aquí, nada extraordinario que no podamos encontrar en cualquier otro lugar, ¿verdad?. Aunque si hay una característica diferenciadora bastante notable, ésta no reside en el producto ni en el diseño del local, y tampoco tiene que ver con la forma de servir el café o la forma en que se prepara. Se trata, simplemente, de quien nos sirve el café.

Algunos clientes sentados en las mesas, en el interior de un ‘café con piernas’
En un «café con piernas», la atención de los clientes está reservada para chicas que lucen piernas (de ahí su nombre), y cuyo uniforme de trabajo puede resultar un poco «ligero». En estos locales, la minifalda se ha impuesto con bastante autoridad sobre el mandil, así como el bikini y demás ropas livianas que dejan al descubierto mucha más piel de lo que suele ser habitual si se emplean otras prendas o indumentarias habituales de trabajo.
Los «cafés con piernas» tuvieron su origen, y alcanzaron una gran popularidad, en la capital santiagueña durante los últimos años de la década de los noventa del pasado siglo XX. Su aparición coincidió con cierto declive en el sector de la cafetería, lo que supuso un «toque picante» que sirvió para revitalizar esta industria hostelera.

Vista de la fachada y acceso al interior del Café Haití, un popular ‘café con piernas’ de Santiago de Chile
Es obvio que la aparición e instauración popularizada de este tipo de establecimientos fue objeto de debate y, también, de rechazo por diversos sectores conservadores. La idea de utilizar a la mujer a modo de objeto o reclamo no podía justificar la intención de reactivar un sector en crisis. No obstante, el tiempo, algunos cierres y una sociedad más abierta (también existen establecimientos donde es el hombre quien luce «palmito» para atraer clientes) parece que han contribuido a diluir la polémica.
En la actualidad, estas sensuales cafeterías subsisten en distintas ciudades de Chile. Tal vez se han convertido en una curiosidad para el turista que llega de fuera, mientras que para muchos habituales y parroquianos son locales que vuelven a su esencia y donde el principal interés radica en que se les sirva un café delicioso y de calidad. Puede que alguno de ellos dedique una rápida mirada de soslayo al servicio, algo que también puede ocurrir en cualquier playa, gimnasio o plaza de pueblo. Son cosas que pasan.
Fotografías | roboppy y Rebecca Sudduth
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2 Comentarios
Tambien existen los cafe con piernas donde la cafetinera se acerca y uno puede abrazarla y segun los consumos tomarla por la cintura, tocarle los pezones, el trasero e incluso la vagina por encima o con dedo hasta el fondo. Tambien la cafetinera puede tocar tu pene por encima de la ropa o meter la mano y excitarte un rato. Incluso algunos tienen un sector separado por un biombo o una cortina y alli se puede ver desnudo total e incluso te pueden dar sexo oral o vaginal.
Osvaldo Zamorano: Ud. no estuvo en un verdadero Café con Piernas o se está pasando una película Triple X de su exclusiva autoría, porque tal cosa NUNCA se daría en uno de estos locales.
Ciertamente, muchos han sido acusados de encubrir la prostitución o de ejercerla en forma encubierta, pero esos no son verdaderos Café con Piernas, así como no lo son verdaderamente aquellos Hoteles y Salas de Masajes que ofrecen servicios sexuales.
La característica que define al Café con Piernas, como bien lo dice el artículo, es que la dependienta -A veces son hombres, también- es admirada pero no tocada. NUNCA.