Que el sexo vende no es algo nuevo, de hecho es uno de los negocios más lucrativos que existen. La capital holandesa esconde multitud de rincones que buscan ser descubiertos por miradas ajenas y el Barrio Rojo de Ámsterdam es, sin duda, uno de los más explorados. Da igual la condición social, si vamos en solitario o acompañados, seamos hombre o mujer: hallaremos un hueco para olvidarnos de sus canales y atravesar la mirilla que nos separa de lo irreverente, de lo perverso, de lo prohibido. ¿Os animáis a acompañarnos?

Imagen nocturna del Barrio Rojo de Ámsterdam, Holanda.
Al Barrio Rojo también se le conoce como la Zona Roja y su origen data del año 1.200. ¿Sorprendidos por su antigüedad? Aún hay más. Allá por la Edad Media, los burdeles de Ámsterdam eran administrador por el Sheriff, en la calle Damstraat de la actualidad.
Lo más destacado, como también comentado y observado, son las vitrinas donde las prostitutas se contonean sin aparente pudor, ofreciendo su amor de alquiler con fecha de caducidad. Aunque resulte chocante, os podemos contar que esta costumbre, o la forma en la que las damas venden su cuerpo a través de un cristal trasparente, se remonta al siglo XVII, hecho que ha dado como resultado ser considerado como un distintivo inconfundible de los Países Bajos. Cuatro siglos después, nos seguimos escandalizando. A fin de cuentas, no todos los días miramos de frente lo prohibido, la tentación carnal de la noche.
Durante el día no hay apenas vida y deberemos esperar a que el sol se vaya a dormir para contemplar la metamorfosis del barrio. Las luces rojas toman las calles, las vitrinas y los canales, infectando el entorno con una atmósfera que hasta entonces permanecía reprimida. Los sex shops florecen, llaman a las puertas de nuestro deseo y nos seducen con su gran oferta. En caso de optar por saciar nuestra inquietud sin llegar a entrar en lugares pecaminosos, una opción la encontraríamos en el museo del sexo, templo de Venus. Está abierto todos los días de la semana, de 10 de la mañana hasta las 23:30 de la noche y, por 3 euros, contemplaremos pinturas, artefactos, esculturas y en definitiva, cualquier expresión relacionada con el sexo. La dirección es la calle Damrak, número 18.

Viandantes mirando un escaparate del Barrio Rojo de Ámsterdam, Holanda
La seguridad en el Barrio Rojo es absoluta. Podremos andar por él tranquilamente, teniendo en cuenta tomar las precauciones que se deben tener en cualquier capital, dígase llevar los objetos de valor a mano, tratar de no exhibir el dinero y no caminar en solitario por la calle a altas horas de la noche.
Hoy en día la gente todavía se pregunta si la prostitución está legalizada. Desde 1911, ejercer la prostitución en el Reino de los Países Bajos está permitido y a partir del año 2.000, los burdeles han dejado de estar prohibidos. Como curiosidad, os diremos que si pensamos tener contacto con una prostituta, bastará con acercarnos a una de las vitrinas. En caso de que no nos habrán la puerta, estarán ejerciendo el derecho a elegir el cliente, y en caso de abrirla, estableceríamos las tarifas.
Si somos de las personas que quieren ver algo diferente, el Barrio Rojo satisfará con creces nuestras expectativas y si por el contrario, somos de los que buscan disfrutar del sexo en primera persona, intuyo que también pasaremos una agradable velada. A modo de información, deciros que contra más alta esté la vitrina, más barato será el servicio.
Recordad, en la Zona Roja, así como en Ámsterdam en general, los límites los ponemos nosotros. Eso sí, os pedimos que con seguridad, para evitar cualquier enfermedad o disgusto mayor.
Fotografía | Viajejet y El Forastero
A vista de pájaro | Google Maps
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Un comentario
Hasta hace poco era un ferviente partidario de una regulación como la holandesa, hasta comprobar que SE LAS COMEN A IMPUESTOS. Los escaparates nunca pueden ser de su propiedad, sino que son del ayto el cual los alquila a unos precios exhorbitados (entre 250 y 500 pavos la noche). Una chica tiene que hacer 5-6 servicios para comenzar a ganar dinero para ella. Casi mejor es la alegalidad de aquí, que con lo que ganan un día a la semana pagan las tasas municipales.
Si alguna chica quiere trabajar independiente, en la calle, no la dejan. Esa regulación lo que hace es endurecer las condiciones de trabajo de las personas que ejercen la prostitución. No es la que yo quiero.