Colinas de Chocolate, la gula se apodera de Bohol en Filipinas

26 de julio de 2011
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Bella panorámica de las Colinas de Chocolate en la provincia de Bohol en Filipinas

Bella panorámica de las Colinas de Chocolate en la provincia de Bohol en Filipinas

Un nombre tan sugerente como el de las Colinas de Chocolate no pasa desapercibido y aunque no sea tan dulce como un bombón, si nos acercamos a la provincia de Bohol en Filipinas no dejaremos de visitarlas. Lo que allí nos espera son unas caprichosas formaciones geológicas. Son conos, más de 1200 en total, que se reparten en unos 50 kilómetros cuadrados.

El nombre de las colinas es tomado prestado de la estación fría por excelencia: el invierno. Al bajar la temperatura el clima seca la hierba verde que cubre las montañas y se transforma en un color pardo que despierta la gula al visitante. En Filipinas coexisten dos idiomas, el tagalo y el inglés y de esta última lengua es el nombre con el que se conoce este lugar: Chocolate Hills.

Para entender el origen de las sinuosas formas de las colinas, pechos de cacao voluptuosos, hemos de echar la vista atrás y hacer gala de la suposición después de estudiar los signos de la naturaleza. La razón indica que en un pasado muy lejano fueron depósitos de piedra caliza en el mar. El movimiento de las placas tectónicas las despertó como si tuvieran que ir a trabajar y las hizo levantarse. Más adelante el testigo lo tomaría la erosión del agua y la fuerza del viento, moldeando su esbelta silueta hasta dar con las femeninas curvas que hoy disfrutamos.

Mosaico con los paisajes de las Colinas de Chocolate de Filipinas y sus casas de bambú

Mosaico con los paisajes de las Colinas de Chocolate de Filipinas y sus casas de bambú

El gobierno filipino ha elegido este hermoso enclave para promocionar el turismo en su país. Las Colinas de Chocolate aparecen en los sellos y en la bandera provincial y han propuesto este monumento geológico para la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

La provincia ha adquirido gran interés por parte de los visitantes al ser una zona con un paisaje envidiable. Añadiendo a su gran atractivo visual, veremos en sus alrededores terrazas con campos de arroz y pequeñas viviendas locales hechas a base de bambú.

Andar por los pies de las colinas es sinónimo de sentir el aliento de sus leyendas. Mientras el verde se funde con el ocre, recordando al mayor de los golosos su adicción al dulce, las historias se dan el relevo generación tras generación.

El nombre de las Colinas de Chocolante de Filipinas viene por su color pardo cuando se secan

El nombre de las Colinas de Chocolante de Filipinas viene por su color pardo cuando se secan

En una de ellas nos encontramos con Arogo, un gigante que tras la muerte de su amada lloró desconsoladamente hasta dar forma a los conos con sus lágrimas. Existe otra versión, también interpretada por colosos, en la que dos gigantes tuvieron una trifulca y acabaron tirándose piedras y arena hasta que flaquearon sus fuerzas. Tras quedar exhaustos y sin nada más que arrojarse el uno al otro, se hicieron amigos y abandonaron el lugar dejando una pila de escombros sin recoger.

Sea como fuere, pasear por las Colinas de Chocolate nos acerca a la naturaleza más mágica en un país de contrastes como es Filipinas.

Más información | Wikipedia
Fotografías | Pix Daus, Happy Nomad Soul y Trend Impulse
A vista de pájaro | Google Maps
En Viajeros Blog | Río subterráneo de Puerto Princesa en Filipinas

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