
El Valle de Ourika ofrece una buena perspectiva de la naturaleza en el Alto Atlas
Entre las muchas excursiones que pueden hacerse desde la ciudad de Marrakech, se encuentran aquellas que nos permiten disfrutar de los paisajes del Alto Atlas. Ese es, precisamente, el caso de la visita que queremos recomendarte hoy. Hablamos del Valle de Ourika, o de Ourika Valley, el nombre con el que suele nombrase en Marruecos.
Sus paisajes y su naturaleza en estado puro, hacen que sea una visita muy agradable, siempre y cuando, sepamos de antemano a qué nos atenemos. Para muchos, la excursión puede ser todo un reto.
En primer lugar, y como ya hemos mencionado en otros artículos sobre excursiones desde Marrakech, lo mejor es contratar el tour allí mismo. Por el centro de la ciudad encontraremos numerosos locales que ofertan excursiones turísticas a muy buen precio. En caso de que queráis partir desde otra ciudad como Fez, el procedimiento será el mismo, ya que los marroquíes son expertos en crear locales y establecimientos que puedan necesitar los viajeros.
Si recomendamos este tipo de excursiones contratadas, es por una sencilla razón: en relación calidad-precio, salen ganando. En nuestro artículo sobre “consejos para viajar a Marruecos” ya comentábamos que conducir por este país puede ser arriesgado y que siempre es preferible ir a lo seguro para no jugárnosla en nuestro viaje.

Una de las atracciones más conocidas del Valle de Ourika son sus cascadas
Ahora os preguntaréis por qué decía antes aquello de que la excursión puede ser un reto. Pues bien, Ourika es un bonito valle, famoso principalmente por ubicarse en el Alto Atlas y por albergar varias cascadas. Cuando nos ofertan la excursión, estos serán los aspectos que más nos van a destacar. Lo que generalmente se olvidan de mencionar, es que llegar hasta las cascadas no se hace en vehículo, sino a pie, y que el camino puede ser duro para muchos.
Una vez que hayamos entrado en Ourika, el vehículo de la compañía que hayamos contratado, nos dejará en una calle principal al borde de un río en donde se sitúan los típicos bares y locales para turistas. La zona es muy bonita, pero, naturalmente, ahí no acaba la visita. Es entonces cuando el guía nos animará a seguirlo y nos conducirá hasta las tres cascadas y hasta los paisajes de los que nos habían hablado. Aquí llega la parte buena, pero también la más difícil, ya que tendremos que pasar por senderos bastante complejos y de pronto, nos veremos envueltos en una especie de ruta de trekking sin comerlo ni beberlo. Es por eso que decía que no considero que esta sea una visita para todos los públicos, y mucho menos, sin advertir previamente en qué consiste el recorrido.
Una vez que has acabado la ruta, la sensación es increíble, pero sí recuerdo que en el camino temí por mi vida en varias ocasiones. En la primera parte del trayecto, el guía nos conducirá por unos senderos que son un tanto empinados, pero que pueden subirse con facilidad. Más tarde, tendremos que empezar a ascender apoyándonos en las piedras del camino y con la dificultad que conlleva el agua de los riachuelos que puede hacer que nos resbalemos. En verano, hay mucha gente que llega a Ourika en sandalias o con un calzado de suela lisa y tienen grandes dificultades para subir.

Imagen de uno de los puentes que cruzan el río de la parte baja de Ourika
Llegar a la primera cascada me pareció realmente difícil, teniendo en cuenta estos aspectos. Una vez allí se te olvida un poco el susto. Eso sí, el agua de las cascadas está completamente helada, aunque en verano puede ser útil para refrescarse un poco. El momento cumbre llega cuando el guía te indica que hay que continuar y te señala a unas montañas muy altas para indicarte el lugar de la siguiente cascada. Es entonces cuando comienzas a cuestionarte si quieres continuar. Aunque, por lo general, no hay vuelta atrás, ya que el guía no va a venir luego a recogerte.
La dificultad fue ascendiendo, aunque como digo, los paisajes son espectaculares. De pronto te encuentras rodeado de montañas y a muchos metros de altitud. Algo muy curioso fue que en un momento de mi visita, había una pendiente tan pronunciada que un hombre de la zona había colocado unas escaleras para que los visitantes pudiesen seguir ascendiendo. Ese fue para mí, uno de los peores tragos del camino. De no ser por la ayuda del guía, que parecía tener imanes en las manos, no sé qué habría sido de mí.
Por último, llegar a la tercera y última cascada era opcional. El guía no nos acompañaría hasta la tercera porque ya se requiere mucho tiempo para llegar hasta las otras dos. Yo, como podréis imaginar, decidí que prefería bajar ya. En cambio, hubo algunos turistas que sí quisieron llegar hasta ella. De cualquier forma, esa cascada era más pequeña que las anteriores y no ofrecía nada nuevo. En aquel momento pensaba que todo había terminado, pero quedaba el descenso. Esta parte fue algo más fácil, aunque en momentos el terreno tiende a ser resbaladizo y hay que andar con mucho cuidado. Una vez que hayamos regresado al punto de partida, la sensación será muy chocante. No nos creeremos haber estado “allí arriba”.

Tras un duro camino, nos encontraremos rodeados de montañas a muchos metros de altura
Tras un rato de descanso, volveremos al coche para regresar a Marrakech. Sin lugar a dudas, es una excursión que yo recomiendo. En cambio, no creo conveniente hacerla con niños ni con personas cuya condición física no sea buena. Del mismo modo, aconsejo llevar un calzado adecuado y que no resbale.
Por último, quiero decir que el hecho de que a mí me resultase difícil el camino, no indica que vaya a serlo para todo el mundo. Hay que tener en cuenta que yo no había hecho nunca nada similar y que el trayecto, objetivamente, no es fácil. Aquellos que estén acostumbrados a los deportes de aventura o a hacer senderismo por la naturaleza, disfrutarán a lo grande con esta visita. Sólo tenéis que imaginar la sensación que puede producir encontrarse en mitad del Alto Atlas. La experiencia, la sensación y las fotos que se quedan, son irremplazables.
Así que, el Valle de Ourika es el mejor reclamo para aquellos que, como yo, llegaron a Marruecos con la idea de conocer la naturaleza del Norte de África. Sólo por las vistas que encontraremos desde el comienzo hasta el fin del recorrido, la visita habrá merecido la pena.
Fotografías | Javelina_in_austin (1) y (2), Keith_h y Fotofugaz
En Viajeros Blog | Cascadas de Ouzoud, las mayores cascadas del Norte de África
Un comentario
Marruecos es un diamante en bruto en cuanto a este tipo de maravillas, hay lugares cercanos que son grandes maravillas, pero que en algunos casos han sido descuidados, como por ejemplo la gruta de Hércules en Tánger o el Mirador del Poblao de Nador. Son lugares pequeños, bonitos, especiales, pero que en ocasiones se entristece uno al ver pintadas, y cosas poco cuidades.