Cuando viajamos a un país la manera más especial de conocerlo es a través de inmiscuirnos en sus costumbres. Así que, ¿qué mejor forma para conocer Turquía que tomar un baño turco? Se le conoce con los nombres de Hammam, Hammim o Hamam y os podemos contar que es básicamente tomar un baño de vapor con el cual limpiaremos nuestro cuerpo y al mismo tiempo lo relajaremos. Se trata, sin duda, de adquirir una perspectiva diferente si nos acercamos a su ciudad fetiche, Estambul.

Interior de un baño turco con los bañistas encima de una plataforma llamada gobek tasi
Cuatro son los elementos básicos que se funden en los baños turcos: el frío, el masaje, el calor seco y el calor húmedo. Estos elementos nos estimularán mejorando la salud del cuerpo y de la mente. A modo de información, deciros que históricamente el baño turco siempre ha sido un punto de reunión social en las culturas de Medio oriente, así como punto de partida de elementos arquitectónicos y como un ritual de higiene. El Hamam se extendió a Europa por los contactos con los otomanos y fueron populares en Europa Oriental en la Era Victoriana.
En el exterior de los baños turcos podemos encontrar un perfil de una cúpula distintiva que, con los cristales de botella orientando los rayos de sol, iluminan la estancia por dentro. Os hablamos de los baños antiguos, ya que como es lógico los tiempos cambian y no siempre se sigue con la tradición, porque no se puede o porque se le quiere dar un toque diferente. La primera sala a la que accederemos en el interior se denomina camekan. Se trata de una sala cuadrada, con pequeños cambiadores en los que abandonaremos nuestra ropa y de ahí en adelante seguiremos con el pestemal como única prenda, una fina tela que nos cubrirá el cuerpo.
Acto seguido pasaremos a otra sala llamada Sogukluk. Esta estancia se podría comparar con las zonas en donde los antiguos baños romanos usaban el agua fría a modo de contraste. La última parte del recorrido será la habitación más grande, así como la más vaporosa y caliente. Se le conoce como hararet y normalmente está cubierta de mármol. En el centro, hallaremos una plataforma elevada del mismo material donde nos podremos tumbar. Su nombre es gobek tasi y si lo traducimos al castellano la definición sería algo así como la piedra de panza.
El orden que seguiremos al tomar un baño turco derivará las siguientes pautas de temperatura. Primero nos relajaremos en un cuarto tibio que se calienta con un flujo continuo de aire caliente. Tras respirar libremente, pasaremos a otro cuarto todavía más caliente para acabar en una piscina de agua fría. Dicho de otro modo, nuestro cuerpo empezará a sudar hasta que el vapor consiga mantener el nivel de sudoración. Nos limpiaremos con agua y jabón mediante un masaje relajante y tomaremos un baño frío con el objetivo de llevar a nuestro cuerpo a su temperatura normal.

En el interior de un baño Turco mixto
Dependiendo del baño, y teniendo en cuenta lo que os hemos contado anteriormente de que los tiempos cambian, recibiremos un masaje fortísimo o nos frotarán la espalda con un guante duro llamado kese, siempre de manos de un hombre al que se le conoce como Tellak. Las zapatillas de madera que antaño se empleaban, takunya, ahora han sido sustituidas por otras de plástico. Como curiosidad, nos gustaría hablaros de tarak kutusu, una caja donde se guardaba el jabón o el champú. Solía estar hecho a base de cobre o de oro y junto con el tas, una palangana de cobre, eran elementos indispensables a la hora de bañarse.
Os hemos contado con anterioridad que los baños turcos han sido punto de encuentro sociales. En la antigüedad, las mujeres de los harenes iban acompañadas por sus sirvientes en una gran ceremonia. En aquella época, las mujeres hacían gala de todo tipo de enseres, como podían ser zapatillas con incrustaciones de nácar y toallas bordadas. Al mismo tiempo, el lugar también lo usaban las mujeres mayores para buscar posibles novias para sus hijos.
A la hora de construir unos baños turcos la arquitectura empleada cambiaba en función del sexo al que fuera destinada. Actualmente no se sigue esta regla y nos podremos encontrar con todas las variantes posibles: baños a los que únicamente podrán acceder hombres, baños turcos donde se permite la entrada a hombres y mujeres por igual pero con horarios diferentes, instalaciones mixtas en las que ambos sexos no compartirán piscinas o edificios en los que tanto hombres como mujeres disfrutarán de las bondades del reino de la relajación bajo el mismo techo.
Muchos son los establecimientos que no han soportado el paso de los años pero todavía podemos encontrar algún baño turco histórico en Estambul. Os proponemos el Suleymaniye Hamami y el Çemberlitas Hamami situados en la parte antigua, y el Galatasaray Hamami si nos encontramos en la parte moderna de la ciudad.
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2 Comentarios
Gracias por la información, muy buen post sobre esta parte tan importante de la cultura turca. Un saludo.
Felicitaciones….saludos desde Venezuela