
Para llegar al campamento bereber donde pasaremos la noche, debemos hacer el trayecto en camello
Hace unos días contábamos en la primera parte de este artículo algunos consejos para preparar de la mejor forma posible nuestro viaje al desierto marroquí. Hablábamos de cómo contratar la excursión, cuáles eran las opciones que nos iban a ofrecer y qué cosas debíamos llevar con nosotros a nuestro viaje, entre otras cosas.
Una vez planificada la excursión, ahora te contamos cómo es el camino hasta el desierto y cómo es pasar una noche entre camellos y arena. Como ya dijimos, las excursiones suelen ser de dos noches, una noche en un hotel en el camino y otra en el desierto. Para llegar a nuestro destino tardaremos bastantes horas, así que más nos vale llevar algún tipo de entretenimiento y ropa cómoda. No os preocupéis demasiado porque el conductor parará cada poco tiempo para dejarnos tomar fotografías, para comprar agua o para ir al baño. Si tenéis la suerte de ir con un grupo de gente simpática, el trayecto se hará mucho más ameno. Ya veréis que la aventura merece la pena.
El camino estará lleno de paisajes bonitos y curvas, muchas curvas. Si somos de los que temen un poco a la carretera puede que lo pasemos algo mal. Esto no es un secreto, amigos, los marroquíes conducen de un modo que nos puede sorprender. Como ya comentábamos durante nuestra visita a la Plaza Jamaa El Fna de Marrakech, en Marruecos hay que tener mucho cuidado al cruzar las calles y también a la hora de conducir si alquilamos un coche. En este caso no tendremos mucho problema porque llevaremos un conductor, pero igualmente nos sorprenderá ver que conducen muy rápido y sin tomar muchas precauciones. Eso sí, tienen un gran manejo del vehículo, así que puede ser toda aventura.

El camino al desierto esta lleno de bonitos paisajes y también de curvas un tanto pronunciadas
Si sois como yo, de esos que se marean con las curvas, no estaría mal tomar una pastilla para el mareo. Puede que no la necesitemos, pero tampoco está mal prevenir para evitar un viaje accidentado. Por lo general, en este tipo de excursiones se hace una parada en Ouarzazate para comer. Algo que no me agradó mucho de mi excursión fue precisamente que no te dejan mucha opción con los restaurantes. Pienso que lo lógico sería que el conductor parase en una zona de restaurantes y cada cual eligiese. Sin embargo, ya sabéis cómo son los asuntos con las comisiones y las amistades, al final te “obligan” a comer en el sitio que a ellos les conviene. Por lo demás, no tendréis mayor queja.
Una vez que hayamos llegado al hotel y hayamos hecho noche allí, todo estará listo para ir rumbo al desierto. Dependiendo del hotel en que se pare, serán más o menos horas las que nos quedarán. En nuestro caso, paramos en algunos sitios como un bonito río donde veraneaban muchas familias marroquíes y en una tienda de fósiles. El objetivo será llegar al desierto a una hora en la que el calor no sea insoportable. Llegamos a Merzouga un poco antes de las 5 de la tarde, paramos a comprar agua en el pueblecito y nos dejaron cambiarnos en un hotel que hay en la entrada. Por lo general, el conductor deja el coche allí y se espera en el hotel hasta el día siguiente, así que podremos dejar en el minibus las cosas que no vayamos a necesitar para no ir muy cargados.
A las 6 de la tarde aproximadamente, estábamos ya preparados para subir a nuestros camellos. Esa es una experiencia muy bonita, pero también hay que decir que cuando llevas un rato en el camello, acabas un poco harto. Os aseguro que no es el vehículo más cómodo del mundo. Cuando estemos todos subidos un guía nos conducirá al campamento bereber. Nosotros iremos en los camellos y él irá a pie tirando de la cuerda que los une. Nuestros ojos no darán crédito cuando estemos ante tanta belleza. Las dunas de Merzouga son exactamente como nos las podemos imaginar. Es un paisaje de película propiamente dicho.

Dormir en el desierto es una experiencia maravillosa. Nosotros decidiremos si hacerlo al aire libre o dentro de una haima
Tardamos un poco más de una hora en camello hasta llegar al lugar. Allí nos encontramos con varias haimas y unas alfombras enormes en el centro. Al caer la noche, el desierto toma un color muy diferente y el tiempo cambia mucho. Seguro que pensaréis que el calor allí debió ser insoportable, pero lo curioso es que no fue así. Para ser el mes de julio no pasamos a penas calor, básicamente, porque fuimos a una hora en la que el sol ya no quema. Es ahí donde está la clave.
Por la noche refresca un poco, pero será una temperatura muy agradable. Los bereberes del lugar tocaban y cantaban al ritmo de los timbales, y mientras tanto, la cena era servida. El famoso Tajine de pollo y verduras no faltó aquella noche. Y de postre, naranjas, la fruta por excelencia de Marruecos. En nuestro caso, preferimos dormir al aire libre, ya que todo el grupo se quedó afuera sobre las alfombras. También estaba la opción de dormir en haimas, pero os aseguro que tumbarse a mirar las estrellas en mitad del desierto no tiene precio.
Habrá quienes no tengan problema y duerman como angelitos, pero a los que somos algo miedosos nos costará un poco más conciliar el sueño. Por más que te aseguren todos que los escorpiones y demás animalitos no se acercan a las personas, no puedes evitar estar alerta. Lo cierto es que los únicos animales que vi en abundancia fueron escarabajos, que no hacen nada, pequeñas arañas y un par de gatos muy afables con los visitantes. Todo el mundo afirma que no hay de qué preocuparse, así que lo mejor es disfrutar de la noche, porque es algo que no vamos a vivir todos los días.

Sin duda uno de los mayores espectáculos es ver cómo amanece en el desierto mientras paseamos a lomos de nuestro camello
A las 5 de la mañana aproximadamente, nos estarán despertando entre timbales y canturreos. Es la hora de subirse de nuevo al camello para contemplar el maravilloso amanecer. Hay algo que me llamó mucho la atención, y es que a los pobres camellos les sentó fatal que los despertasen tan temprano. Gritaron bastante, pero nada pudieron hacer, ya que debían emprender un nuevo camino. Las vistas que encontraremos durante el amanecer serán, posiblemente, uno de los más bonitos espectáculos visuales que hayamos visto en nuestras vidas.
Una vez en el pueblo nuevamente, nos recibía un estupendo desayuno. Nada mejor para reponer fuerzas y consumir energía. El minibus nos estará esperando para llevarnos de regreso a la ciudad de la que hayamos partido. Como veremos, esta no es una excursión de relax, sino todo lo contrario. Pero os aseguro que será una experiencia inolvidable y que merece la pena el largo camino.
Fotografías | Blackrokphoto y Jessica Martín
A vista de pájaro | Google Maps
En Viajeros Blog | Excursión a las Dunas de Merzouga: en pleno desierto marroquí. Primera parte
2 Comentarios
Muy completo Jéssica, solo una pregunta, cuanto te costó el tour ?
!Muchas gracias por este post , ahora tengo más ganas aún de ir!