Hdr skies es, sin duda, uno de los vídeos más bellos que he visto en los últimos tiempos (y han sido unos cuantos). La calidad de las fotografías y la extraordinaria belleza que plasman es todo un regalo para la vista. Son imágenes sin una localización geográfica exacta, tomadas en cualquier lugar. Un ejemplo para los viajeros de que la belleza se puede encontrar en cualquier lugar del planeta; sólo es cuestión de saber descubrirla.
Se trata de una pequeño film, que supera por poco los tres minutos de duración, realizada empleando técnicas HDR (High dynamic range) que permiten conseguir un mayor rango dinámico de luminancias entre las zonas claras y oscuras. El resultado es espectacular, como podéis apreciar al visualizar el vídeo.
Las primeras escenas de Hdr skies nos muestran un precioso lago de aguas azules, bajo un cielo del mismo color, envuelto en la arboleda de lo que parece ser un bosque. Sería la estampa perfecta para cualquier postal, pero, lamentablemente, no se ha revelado su emplazamiento geográfico.
Más adelante cobran protagonismo las nubes, que se desplazan lentamente bajo el cielo azulado, con sus caprichosas formas. Si giramos la vista al suelo nos encontramos con verdes campos, un claro ejemplo de la belleza que puede ofrecer la naturaleza en todo su esplendor.
Las luces y las sombras se combinan en perfecta armonía, ofreciéndonos unos deslumbrantes efectos de luz y color, que casi consiguen dejar en un segundo plano al cielo y a los prados, verdes o rojos, omnipresentes durante el transcurso de todo el vídeo.
Una de las escenas más bellas puede apreciarse en torno al minuto uno del vídeo, donde tierra, árboles, nubes, cielo y sol se funden en una maravillosa instantánea, con mención especial al bonito reflejo de las nubes sobre el agua cristalina.
El autor de esta maravillosa obra de arte es Tanguy Louvigny, quien trabajó con varias cámaras: 400D, 60D y Sigma 10-20. Para la edición y montaje del vídeo empleó After Effects CS5 y Adobe Premiere. El propio Louvigny es el autor de la banda sonora de la película, creada en un Roland MC-808, por lo que el mérito de esta excelente producción puede atribuírsele de forma exclusiva.
Seguro que los tres minutos se os hacen muy cortos y os quedáis con ganas de más. Hemos aprendido que la naturaleza nos regala maravillosas imágenes que podemos capturar. ¿Os animáis?
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