Especial Sanfermines: el encierro de la villavesa, el último acto

14 de julio de 2011
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Miguel Indurain montado en su espada en dirección al comienzo del encierro de la villavesa

Miguel Indurain montado en su espada en dirección al comienzo del encierro de la villavesa

Mucha gente está triste hoy. Taciturna. El pobre de mí encenderá la oscuridad de las calles a las 12 de la madrugada con miles de velas. Sin embargo, existen otras personas que aguardan el día siguiente, mañana día 15 a las 8 del nuevo día, con ansia. Es el encierro de la villavesa, con los astados más nobles calentando en la cuesta de Santo Domingo.

Este evento es un claro ejemplo del espíritu de los Sanfermines del que os hablé ayer y que los convierte en unas fiestas populares.

A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón nos guíe en el encierro de la villavesa

A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón nos guíe en el encierro de la villavesa

En este año 2011 se celebra el 25 aniversario del primer encierro de la villavesa, hecho que se produjo espontáneamente por los últimos rezagados de la fiesta, los mismos que se negaban a abandonarla tras 9 días de desenfreno.

El autobús de línea, villavesa lo llamamos los navarros, partía de la cuesta de Santo Domingo como cada mañana a la misma hora del encierro. Había unos mozos por ahí despistados, sonámbulos con la primera luz del día. Se convirtieron en zombis y, como tales, se pusieron a correr delante del vehículo a golpe de periódico con la complicidad del chofero.

Tal fue el cachondeo y las risas entre los jóvenes que al año siguiente volvieron, aunque esta vez no eran unos pocos sino todo un ejército de juerguistas empedernidos. Así nació una tradición popular, tan estrambótica como divertida.

El consistorio tomó una medida cautelar en la tercera edición para evitar destrozos en el autobús (propios de la suma de alcohol y mucha gente) cambiando de horario y de recorrido. Los jóvenes, lejos de desistir e irse a casa, encontraron otros objetivos. Era el vehículo del panadero, del lechero, de quien fuera. Se le colocaban un par de astas y ya se podía organizar el encierro.

Se debe mantener el cordón policial en el encierro de la villavesa para evitar las cornadas

Se debe mantener el cordón policial en el encierro de la villavesa para evitar las cornadas

El próximo en unirse a la fiesta fue el deportista más grande de la historia, el imbatible Miguel Indurain subido en su archifamosa Espada de Pinarello, la bicicleta con la que ganaba todas y cada una de las contrarrelojs. Su maillot amarillo no dejaba ninguna duda: Miguelón tampoco quería que se acabaran las fiestas.

Uno de los últimos en aparecer ha sido el propio santo patrón, el mismísimo San Fermín. Hay que rendirle pleitesía y cantarle por última vez para obtener su bendición. Les echa un capote desde el mismo lugar donde se aposenta la reliquia de miniatura en los verdaderos encierros. Con él, no se corre ningún peligro.

Miguel Indurain en la etapa reina de los Sanfermines, el encierro de la villavesa

Miguel Indurain en la etapa reina de los Sanfermines, el encierro de la villavesa

Acabó naciendo un movimiento más trascendental que el propio 15M: el movimiento 15 de julio (15J). Ellos mantienen este rito vivo alargando los Sanfermines un día más y aunque algunos insensatos enturbian la plataforma estorbando el tráfico o alborotando más de lo debido, debe mantenerse vivo.

Es el último acto de una fiesta sin igual. Tras él, ya queda menos para el año siguiente.

Fotografías | La Comunidad El País, Movimiento 15 de Julio y San Fermín Encierros
A vista de pájaro | Google Maps

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