
El pato laqueado, una vez servido y listo para consumir
El pato pekinés, o pato laqueado a la pekinesa, es, sin duda, uno de los platos de la cocina china más conocidos y más populares a nivel internacional. Tanto dentro de China como en el extranjero, este plato típico se ha convertido en uno de los favoritos de los paladares de viajeros de todo el mundo, por lo que hoy en día no es difícil encontrar pato laqueado no sólo en restaurantes chinos, sino en restaurantes de comida asiática en general.
¿Y por qué se le llama pato laqueado? La principal característica de comer el pato al estilo de Pekín es, además de la manera como se hornea, colgado o ensartado en un pincho, la forma de barnizarlo una o más veces con alguna salsa azucarada (miel, en la mayoría de los casos). Así, al dorarlo, el pato parece rostizado o, en nuestro caso, laqueado. Además, al recubrirlo con miel y al hornearlo, se consigue que el pato tenga una textura crujiente y un sabor realmente único.

Un cocinero especializado preparando el pato laqueado en un restaurante de Pekín
La receta del pato laqueado se remonta a varias generaciones. De hecho, se conoce que en el siglo XV, con la Dinastía Ming en el poder, el pato pekinés era uno de los favoritos de la familia imperial.
Una de las particularidades de comerse el pato en China, a diferencia de lo que podríamos encontrar en restaurantes europeos, por citar un ejemplo, es que generalmente se hornea el pato entero, es decir, con piel y cabeza incluidos. Pero a la hora de servirlo, en cambio, se suele presentar deshuesado, acompañado de tortillas de harina de trigo, cebollín, zanahoria y salsa de carne, entre otras guarniciones.
Para ser más concretos, cabe decir que, como marca la receta original, el pato se sirve en dos platos separados: uno que contiene únicamente la piel dorada del pato, que es considerada un verdadero manjar, y otro plato con rebanadas de la carne del pato, que también contiene parte de la piel.

El pato, tal y como marca la tradición, se hornea entero
Normalmente, el pato no viene troceado y preparado desde la cocina. Lo más común es que un cocinero se presente en la mesa del comensal y prepare el pato delante de los comensales.
Una vez se tienen las rebanadas de carne de pato preparadas y las guarniciones a punto, ¡manos a la obra! Se mojan los pedazos de carne en las distintas salsas (de carne, de judía o de ciruela, por ejemplo) y las colocamos encima de las tortillas. Posteriormente se añaden las tiras de verdura y fruta, se dobla la tortilla y ¡listo!
El resto es sólo disfrutar de este exquisito plato, que desde luego nos obligará a querer repetir.
Fotografías | Patricia Chimeno, joeywan y leosoueu
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