
El Manneken Pis, la estatua más famosa de Bruselas, disfrazado de judoka
Muy cerca de la Grand Place de Bruselas, siguiendo la calle donde la buena suerte se aliará con nosotros al tocar la estatua de Everard ‘t Serclaes, se encuentra el Manneken Pis. Localizada en la Rue de l’ Eruve y conocida en el mundo entero, el niño meón es la estatua más célebre y fotografiada de todo Bélgica. Su tamaño, sin embargo, no es acorde a su fama. Tallado en bronce, apenas llega a los 50 centímetros y al verlo por primera vez, la reacción siempre viene acompañada de incredulidad.
Junto a la Grand Place y al Atomium, este insolente muchacho que disfruta meando para los turistas forma parte de lo más destacado de la capital belga. Lo que pocas personas conocen es que le ha salido una dura competidora: la Jeanneke Pis, la niña meona. Otro dato que probablemente se os escape: el Manneken Pis es falso.

Fotografía de la fuente custodiada por la estatua de Manneken Pis en Bruselas
En efecto. La imagen expuesta a ojos de los curiosos es una réplica. La original descansa en el Musée de la Ville junto a otra copia del siglo XVII. Aunque la estatua fuera recuperada posteriormente, el Manneken Pis fue robado en el año 1960 y para evitar que sucediera otra vez se llevó a cabo esta solución.
La talla data del año 1619 aunque existen indicios de que existía con anterioridad una estatua de piedra parecida. La que todos conocemos es obra de Jérôme Duquesnoy y se colocó encima de una columna creada por Daniel Raessens de seis pies. Dicha columna pasó a mejor vida en el año 1770, dando cabida al nicho de estilo rococó de la actualidad.

El Manneken Pis, disfrazado de diablo, haciendo de las suyas cerca de la Grand Place
Una asociación sin ánimo de lucro, de nombre Amigos del Manneken Pis, gestiona sus cambios de disfraz. Disponen de más de 800 vestidos para elegir y su fondo de armario se encuentra también en el Musée de la Ville. La estatua pasa la mayor parte del año desnuda según mi experiencia aunque ver cómo la adornan debe de ser todo un espectáculo. Para ello cierran el chorro de agua y cuando lo vuelven a conectar, debido a la presión, puede llegar a salpicar a los curiosos.
Aunque lo normal es que el mocoso evacue agua, ha habido ocasiones en las que se ha sustituido por vino, cerveza bruselesca o hidromiel.
Como no podía ser de otra forma, las leyendas se arremolinan sobre la figura de este simpático muchacho. En una de ellas se habla de una época en la que Bruselas estaba sitiada por unos enemigos extranjeros. Los invasores habían colocado cargas explosivas escondidas en las murallas de la ciudad pero la fortuna quiso que un niño llamado Juliaanske los viera. Cuando los atacantes encendieron la mecha, el joven la apagó orinando sobre ella salvando a la ciudad de la quema.

La estatua de bronce de Manneken Pis con uno de sus disfraces
Llegar de una pieza a la fuente es una tarea ardua, donde deberemos aunar toda la fuerza de voluntad posible para evitar caer en la tentación del chocolate belga. A ambos lados de la calle se erigen, como si de fortalezas se tratasen, toda clase de tiendas de souvenirs de este delicioso manjar. En los escaparates las fondues de chocolate emanan oro negro y las estatuas de chocolate con forma del mocoso delatan la proximidad del Manneken Pis.
Horror. Demasiado tarde. Un gofre de nata y chocolate ha saltado por el mostrador y ha acabado en nuestras manos después de habernos pintado un bigote blanco en nuestro rostro. No pasa nada, por una vez en la vida…
Más información | Wikipedia
Fotografías | Amusing Planet, Lugares que ver, Javier Herranz y Gssq
A vista de pájaro | Google Maps