
Cartel de la cervecería Delirium Tremens en Bruselas, conocida simplemente como Delirium Café
Está claro que Bruselas no destaca por su clima, ni por su playa (no la tiene salvo una ficticia que plantan en verano), ni por su paisaje. Por contra, siempre podemos disfrutar de sus monumentos, del chocolate belga y por supuesto de la cerveza. La cervecería Delirium Café es la catedral del mundo cervecero, una antigua bodega del siglo XVIII reconvertida en santo templo de este brebaje tan delicioso.
Se encuentra en la misma calle, justo enfrente, de Jeanneke Pis, la fuente de la niña meona que pretende robarle el protagonismo a su homólogo: el famoso Manneken Pis. Por el nombre podéis pensar que en el interior de este local únicamente se podrá probar la exquisita Delirium Tremens. No os equivoquéis, su característico elefante no es el único a quien podemos seguir la pista.

El interior de la cervecería Delirium Café de Bruselas llama la atención por su decoración
El bar consta de dos pisos y pico, ya que dispone de un sótano para los fines de semana, planta baja y unas pequeñas escaleras que dan algo más de amplitud. Entró en el Record Guiness por su catálogo y aunque unos hablan de 800 tipos de cerveza, otros de 2.000 y los más exagerados de 5.000, ciertamente será imposible conocer todas las variedades a no ser que trabajes allí.
Repartidas por las mesas, barricas añejas acomodadas para la ocasión, descansan unos grandes libros con forma de listín telefónico. Es la biblia sagrada, la guía con la que cualquier persona a la que le guste la cerveza babeará con sólo pronunciar los nombres en su mente.

Listado completo de cervezas en la cervecería Delirium Café en Bruselas
Llama imperiosamente la atención la decoración. Placas de esmalte de todas las marcas cerveceras imaginables cuelgan del techo como si el complejo de murciélago no lo tuvieran superado. El color rosa de la Delirium encuentra algún resquicio para asomar la cabeza y conforme te acercas a la barra te das cuenta de que ahí hay algo diferente. Tiradores. De muchos tipos. Espuma que estalla al chocar con el cristal de las copas. Una para cada tipo de cerveza.
La luz es tenue, cálida, y se mezcla con los olores de épocas pasadas que le otorga un halo de nostalgia. Existe separación ficticia para los fumadores con dos letreros tan llamativos como decorativos. Pese a todo, no da la sensación de un humo pegajoso aún estando en un subterráneo, el lugar más bonito y más auténtico para disfrutar de una buena remesa.

El mundo de la cerveza está presente en la decoración de la cervecería Delirium Café
La cervecería ofrece en su oferta algo para picotear pero os aseguro que una vez allí adentro la mente abofetea al estómago hasta hacerlo callar. El diablo le gana la partida al ángel bueno y no es hasta que salimos del bar cuando nos acordamos de que tenemos hambre. Es aconsejable dejarse llevar por las recomendaciones y lo único que tendremos que tener claro es si nos interesa una cerveza rubia, suave, tostada, negra, roja o de sabores. ¿Sabíais que hay una con sabor a cereza, la Kriek, y otra a chocolate, la Sapporo?
Dejándonos de mezclas explosivas, es mejor ir a por apuestas seguras. Cualquiera de las que mencionamos en nuestro artículo sobre las cervezas belgas podría valer, aunque os animo a probar algo diferente: la Pannepot reserva del 2005, la Alvinne extra o una Bersalis.
Venir a Bruselas significa volver habiendo comido chocolate y bebido cerveza, así que no desperdiciéis la ocasión y probad alguna diferente en la Delirium Café.
Más información | Delirium Café (en inglés, francés o neerlandés)
Fotografías | Clee Clanth, Street Soul Bcn, Lokon Only One y Turismo de Bélgica: Bruselas y Valonia
A vista de pájaro | Google Maps